La
artesanía permite crear productos de calidad, únicos e imperecederos
generalmente elaborados con un acento propio reconocible muy buscado por la
clientela fiel. Por ello es que nos deberíamos enorgullecer más de la rica
tradición artesanal que nos permite celebrar la belleza de una actividad tan
“sencilla”, desempolvar tradiciones y reinterpretar su excelencia cultural.
Además,
crear y no consumir aumenta el bienestar. No alcanzaríamos la felicidad y la
realización personal a través de la adquisición de un producto; ni siquiera a
través de su uso. Por el contrario, diseñar y fabricar algo con nuestras manos
si puede acercar a ese bienestar, a reconocer cierta plenitud y
autorrealización, estadios de desarrollo personal que no se alcanzan
consumiendo.
Y como se comenta en el blog gabinetedcuriosidades.blogspot.com.es
la realización de las máscaras venecianas recupera una tradición cultural muy
rica.
“Las
máscaras venecianas tienen una larga historia por su utilidad como protectoras
de la identidad de su portador. En Venecia se construyen a partir moldes de
papel maché decorados con pieles, tejidos, joyas y plumas. Finalmente, las
máscaras venecianas han resurgido como el emblema del Carnaval, siendo las
protagonistas del desfile y la celebración del hedonismo.
Las
máscaras han sido usadas en Venecia desde la Antigüedad. Con un nivel sin igual
de la riqueza social, los ciudadanos de Venecia desarrollaron una cultura en la
que la ocultación de la identidad que en algunos quehaceres se convirtió en
fundamental para la actividad diaria. Parte del secreto fue pragmático: hay
cosas que hacer, gente a la que ver, y puede ser que no sea deseable que los
demás lo sepan. Después de todo, Venecia es una ciudad relativamente pequeña.
Además, las máscaras sirven para el importante objetivo social de mantener a
todos los ciudadanos en igualdad de condiciones. Estado, inquisidores y espías
podían interactuar así con los ciudadanos sin miedo a que su verdadera identidad
se descubriera (y los ciudadanos responder sin temor a represalias). La moral
de la población se mantenía a salvo: sin rostros, todos tienen voz.”
Además, la artesanía cuenta con importantes beneficios para la Salud: Desarrollan
la concentración y disminuyen el estrés, estimulan la destreza manual, la
creatividad y la perseverancia y son una forma de hacer
que nos olvidemos de las preocupaciones diarias y de las prisas.
Así
mismo, hacer máscaras nos permite dedicarnos a tareas activas y
productivas. Hacerlas exige compromiso, concentración e imaginación. Nos ayuda
a expresarnos y a compartir sentimientos, y también permiten reforzar la autoestima al completar un trabajo y que la gente lo sepa valorar.
Además, nos ayuda a conservar la capacidad física, sobre todo el desarrollo psico-motor
y permite que nos mantengamos ocupados y que nos sintamos útiles.
Cada
vez que se empieza una nueva máscara, encaramos un desafío. Este estímulo favorece el
desarrollo de la actividad mental:
siempre es bueno desafiarse a uno mismo.
El fomento de las relaciones
sociales es otro de los beneficios
de esta afición, ya que la participación en eventos, mercadillos o ferias favorece la comunicación con la gran cantidad de gente que se conoce en cada uno de ellos.